No sé enqué pienso…

No sé en qué pienso
cuando pienso lo que pienso:
quizá es una extraña añoranza,
quizá es esa hartura del pensar,
quizá es sólo cosa de mis cosas.

Todo aquello ...

Todo aquello 
que en mí pueda moverse,
que se mueva ya:
que se ajuste el movimiento
al tranquilo latir, 
que se ajuste el latir
al fluir del pensamiento
y el pensamiento se ajuste
a la vida toda.

Cavas el surco ...

Cavas el surco,
esparces la semilla:
vuelves a cantar.

Qué estás haciendo ahora ...

Qué estás haciendo ahora,
por qué no sé nada de ti.
Cómo buscarte,
dónde encontrarte. Dime. 
Donde yo estoy
tú no puedes venir,
ahí en tu estar no puedo ir. 
Dime, amigo,
qué nos queda.

(Añorando al Pinche).

La palabra lenta ...

La palabra lenta.

El tiempo suficiente.

El mucho eco

de lo poco dicho.

Quieres volver ahí ...

Quieres volver ahí,
donde siendo un extraño
te sientes en el hogar:
añoras los olores, los aromas del día,
las palabras que aún no entiendes.
Y sabes
que no todos los caminos te llevan a Roma.

Quizá ya lo sepas todo ...

Quizá ya lo sepas todo 

y cierras la puerta,

apagas la luz y duermes

creyendo que mañana

todo seguirá igual.

Llega el viento del noroeste ...

Llega el viento del noroeste
y trae lo que trae,
deja lo que deja
y a saber qué se llevará
con él.

La locura del mono ...

La locura del mono,
la útil inutilidad del sabio,
el cansino hacer de los días
y también el miedo al miedo:
todo cabe en esa azotea
plagada de goteras.
--
Per a tu, Annita.

Es ahí donde el poema …

Es ahí donde el poema encalla
y aparece la incertidumbre,
lugar inhóspito poco dado al amor
e ingrato con la claridad del instante:
la mirada nostálgica a lo que fue
o ansiosa imaginando el que será.

Ahí, ante la duda ...

Ahí, ante la duda,
me detengo y respiro:
no intento entender
lo que qué más da.

Duermes en tu mañana ...

Duermes en tu mañana:
el tiempo de tu pensar
tiende hacia lo eterno
y el espacio de tu estar
ya es infinito.

Entras a esa luz ...

Entras inquieto a esa luz
de la que nada sabes,
sientes tu profunda extrañeza
entre todas las cosas
y una mirada diferente te invita
a comenzar de nuevo.

Crees que hay sabiduría ...

Crees que hay sabiduría
donde no la hay:
el sabio tan sólo
conoce su propio límite
y la medida de su ignorancia.

Todo arde ...

Todo arde

y eso que arde

desborda mi ignorancia.

Cierra los ojos ..

Cierra los ojos,
tápate los oídos y
que el silencio
selle tu boca:
nada temas, respira
y sé.

Algo hay en tu mirar ...

Algo hay en tu mirar
que, mira que mira,
todavía no sabe ver:
aún no entiende
que la luz es una cosa
y lo que ilumina, otra.

Sé tú el poema ...

Sé tú el poema:
cántate, cántate y
no dejes de cantarte.

Siéntate y olvida ...

Siéntate y olvida.
A tu espalda un reloj da la hora
como quien dando no da nada.
Siéntate ahí y deja de creer
que la tristeza no desmerece
el sentido de la vida.

Sigue doliendo el dolor ...

Sigue doliendo el dolor
aunque al cantarlo
acabe en poema:
y más que no doler
es como si no doliera. 

Tú ya cantas ...

Tú ya cantas
y yo intento un querer volar:
un deseo de alas,
aunque mi vuelo
sólo sea vivir en vértigo.

Abrete al mirar ...

Abrete a mirar
y búscate en las cosas que ves:
en todas esas cosas
que sin ser tuyas ya te pertenecen.

Se derrama ...

Se derrama la luz justa
y el exceso queda fuera:
es tanta la alegría en las cosas
y es tanta la claridad del instante
que, ante todo esto, callo.

La propuesta ...

La propuesta de vida

trae la máscara que protege 

y que nada oculta. 

Trae el calor y al insecto

que también están en estos días. 

Y todo ello, y más,

es oportunidad y elección.

En qué momento ...

En qué momento
quedé atrás.
Cuándo me confundió
el aire con otra fragancia,
el cielo con otro azul.
En qué momento
al querer mirar dejé de ver.