Está la carencia de lo que nos gustaría tener y no tenemos: varios soles en armonía para multiplicar los crepúsculos, los amaneceres y los ocasos; varias lunas unísonas regocijo de plantas y mareas para multiplicar, también, las melancolías, las locuras y los misterios del lobo.
En todas las declaraciones de amor hay una leve carencia: la abstracción nunca está clara y nada se sabe del destinatario: quizá será el amado, tal vez será el amante.