sábado, 25 de agosto de 2012

Descubrir el espíritu ...

Descubrir el espíritu
apretando una cuerda mojada
mezcla de sal y arena.
Oler una brisa fresca y alegre
que pertenece a un paisaje
de alguna manera nuestro.
Ver muy adentro
nuestro rostro en una nube
que, como mucho, sólo anda de paso.
Sentir el ansia de vivir
creyendo en que se es parte del todo
y con ello se vive y se muere.
Intentar oler a tierra
para amar lo que se pisa
y, desde ella, saberse prolongado al cielo.
Llorar con las manos tendidas
a esa nube pasajera
con la que nunca podremos viajar.
Creer en nuestra tristeza
comprendiendo la soledad del mar
que nos hechiza y nos suelta.
Amar un mundo
volcado en un grano de arena
que tiene como destino ser playa.
Contemplar un cielo
que sin dejar de ser él mismo
estará siempre más alto.
Entregar un amor solitario
a la fidelidad de una estrella
que nos verá morir cada noche un poco.
Ser un instante
en la vida de una piedra
que, sin saber como, para en el mar.
Entender toda la miseria
en el abandono de un madero
última evidencia de surcos borrados.
Palpitar con dolor
clavados a la madera del tiempo
que quiere perdernos con el viento.
Acariciar el gozo entrañable
de la caricia de un suspiro
y gritar un nombre cortando la noche.

(Restos de un naufragio doméstico.
Xerta, 1985)

jueves, 23 de agosto de 2012

Y tu ausencia ...

Y tu ausencia ...
Qué habrá sido
de tu ausencia.

Escucho ...

Escucho
aquellas canciones
¿las recuerdas?
que volvían húmedas nuestras miradas.
Escucho
aquellas canciones
¿me oyes?
y,
buscando tus ojos,
me vuelvo loco.

lunes, 13 de agosto de 2012

Sabes ...

Sabes
¿no es cierto?
que todo lo inútil
es siempre valioso.
Una copa rota,
un vestido pasado de moda,
una carta nunca enviada,
un beso que solo fue pensado,
un pensamiento no escrito.
Lo sabes
¿verdad?