Horas tristes, luna ...

Horas tristes, luna ...
Colmadas de limpios pesares
como los tuyos.

Desapareces,
empiezas a crecer,
te haces total,
empequeñeces
y, de nuevo, vuelves a empezar.

Pero ahora con un pesar
que quizás quiera ser aliado.
Con un pesar sin mala intención.

No sé ...

Hueles ...

Hueles...
a lo que las gaviotas huelen
cuando rompen la barrera del sonido.

Hueles ...
a esa clase de miel
que ninguna abeja conoce.

Hueles ...
a quebrada
perdida entre montes.

Hueles... a mujer bohemia.

Todo un mundo ...

Todo un mundo.
¡ Qué digo !
¡ Todo un universo !
en un simple gesto.
Cuánta emoción,
cuánta esperanza
en ese giro de tu cuello.
Saltos y repique de talones
festejan el encuentro
de tus ojos y los mios.

Se rendirá ...

Se rendirá el dolor
y ya será tristeza,
y añoranza
y un más que echar de menos.
Pero todavía no ...

Entonces
podremos saber,
y se sabrá,
quiénes son
y dónde están
los verdaderos héroes.
Pero todavía no ...

Piedras duras ...

Piedras duras,
calientes
y secas.
Apoyos de un camino
que me agota.
Siempre subida.

Piedras duras,
frías
y pegajosas.
Apoyos de un camino
que me hunde.
Helado río.

No poder ...

No poder
tocar
lo intocable.

No poder
imaginar
lo inimaginable.

No poder
alcanzar
lo inalcanzable.

Esta tozudez sin sentido,
este querer y no poder
es perdición,
es ruina,
es mi locura.