He visto ... (Para T. y V. de corazón)

He visto,
en ti,
la soledad que permanece,
la ternura que no llega,
la entrega que no sabe darse,
el grito ahogado en temor.
He visto,
en ti,
mi propia alma.

No quiero estar ...

No quiero estar
en ese lugar
donde están
los que no quieren estar
en ese lugar.

Mirada incierta ...

Mirada incierta,
ojo deforme,
catalejo estropeado,
pedazo de cristal
de botella de vino barato ... Qué ves ?

Algunos versos ...

Algunos versos,
mientras se escriben,
me hacen llorar.
No son estos versos,
pero hay otros que sí.

Oigo tus pasos ...

Oigo tus pasos
acercándote a mi encuentro.
Regresas
cordura
de quién sabe donde.

Arden las naves ...

Arden las naves
sin dignidad,
sin imagen para el recuerdo.
Lo abierto y limpio
marca el límite,
y el mar se hace tapón.
Lo cerrado y pavoroso,
verde de bosque,
es ahora la esperanza incierta.
Apesta lo podrido en llamas.
Apesta el miedo al primer paso.

Y ahora ...

Y ahora,
dónde buscamos
todo aquello que nos dijimos,
mientras otro amor ajeno moría.
Y ahora,
qué ha sido de aquel tremendo dolor
que fuimos capaces de provocar.
Acaso vuelve,
como arma arrojadiza,
la vergüenza del desamor.

Escribo ...

Escribo
porque
no
hacerlo
me
agota.

Rompo en llanto ...

Rompo en llanto
al descubrir tu rostro inmaculado,
y algo así como ... risueño ?
Pero no.
No precisamente risueño.
Y, bien mirado, tampoco inmaculado.

Un verso más ...

Un verso más,
frente abierto.
Sin cuartel a la desdicha,
sin cuartel a los sueños rotos.
Un verso más.

Sólo puedo pensar ...

Sólo puedo pensar en ti
cuando la tormenta ya ha pasado,
cuando en todo lo verde hay alegría,
cuando todo huele a nuevo,
cuando una nube y una despedida son lo mismo.

A veces ...

A veces
crees
que una canción
lo puede todo.
A veces
crees
que la respuesta
está en otra parte.
Y el error te confunde
y te pierde.

La vida ...

La vida
es tan ... otra cosa.

Sabes ...

Sabes
que puedes hablar
y escucharé con atención.
También sabes,
también sé,
que soy dolorosa astilla,
que soy brisa fresca.
Dolorosa astilla
como cualquier dolorosa astilla.
Brisa fresca ...

Incluso ...

Incluso
cercado por lo que me rodea
puedo tener sentimientos limpios.

Calles poco transitadas ...

Calles poco transitadas.
Escaparates vacíos.
Portales oscuros.
Persianas cerradas.
Esperanzas perdidas.
Y yo ... queriendo ser otro.

Te dejaré marchar ...

Te dejaré marchar
cuando hayas entendido
qué haces aquí
y a qué has venido.
Te dejaré partir
cuando sepa
que te tocarán
como yo te he tocado,
que te susurrarán
como yo te he susurrado,
que serás cortejada
como yo te he cortejado
y serás seducida
como te seduzco yo.

Y tu beso ...

Y tu beso
tan cálido
como un verano
pasando a mejor vida.

Es inmenso ...

Es inmenso
no tener
nada que perder.

Es fácil decir ...

Es fácil decir:
aguanta,
no lo estropees,
piénsalo bien,
quizá son imaginaciones
sin base ni sentido.
También es fácil decir:
no aguanto más,
rompo la baraja,
qué claro está todo.
Es lo mismo.
Es la misma actitud.
Es cuestión de valor.
Sólo es cuestión de valor.

Es así ...

Es así,
y solo así,
como quiero llegar a ti.

Es así,
y solo así,
como puedo darte algo limpio.

Qué hay en mí ...

Qué hay en mí
que pueda ser de tu interés.
Qué busca tu soledad
cercando mi soledad.
Porqué siento miedo
ante tu generosa entrega.

Es tanta mi capacidad
para el desconsuelo,
para el desencanto,
para el hastío ...

Me resulta tan fácil,
tan sencillo,
tan sin querer
lastimar la paz ajena.

Jamás podrás entender ... qué más da.

Estos pensamientos ...

Estos pensamientos ...
estos sentimientos ...
este querer herir,
este deseo de lastimar,
este provocar lágrimas
en ojos ajenos,
en ojos extraños,
en ojos del otro.
Estos pensamientos,
estos sentimientos
me humanizan y me pierden.

... siento una gran tristeza.

No brilla el tejado ...

No brilla el tejado
de la casa vecina,
ni hay agua clara
en el estanque cercano.
Un cómplice rumor de hojas
delata tremendas soledades.
Y cada paseo,
por estos descuidados jardines,
muda en feroz agradecimiento.

Nunca sabes ...

Nunca sabes
dónde te estás esperando.
Nunca sabes
dónde te vas a encontrar.
Y eso es ... esperanza.

Amo estos versos ...

Amo estos versos
y mi alma ríe. Esta noche.

Y repetimos ...

Y repetimos ...
y repetimos ...
y repetimos ...
y ...

Estamos tan solos ...

Estamos tan solos
y tenemos, realmente,
tanto miedo
que vemos caminos
donde no hay nada,
que vemos metas,
de ostentosos nombres,
totalmente inexistentes.

Déjate llevar ...

Déjate llevar
por esos nuevos aromas,
por esos nuevos sabores
que quieren hacer de tí
alguien diferente.

Aquí sentado ...

Aquí sentado
frente a la ventana de mi estudio,
con vistas a la humedad de la tarde
y a los dos cipreses,
amigos y algo lejanos,
que me saludan y esperan
con su inmensa paz de árboles,
recupero aquella mirada tranquila
que, sin piedad ni conocimiento,
los años han ido mermando
con absoluta indiferencia.

De nuevo ...

De nuevo,
sin invitación alguna,
llega el error.

Quiero dar nombre ...

Quiero dar nombre
a cada una de mis lágrimas
y no sé cómo hacerlo.

Quiero despedirme
de cada una de ellas ...
de la que ríe,
de la que llora,
de la que duele,
de la insolente
de la que todo lo entiende.
y no sé cómo hacerlo.

Cuánto silencio ...

Cuánto silencio
merece mi verso.
Cuánta atención
merecen mis palabras.

Mi verso ...
Mis palabras ...

Vanidad de vanidades ...

Desde ahora ...

Desde ahora,
todo es lastre inútil
si los pies
siguen tocando suelo.
Es momento
de levantar el vuelo
y dejar atrás
la mierda ... Toda.

Y yo ...

Y yo ...
Seguiré esos mismos pasos,
andaré esos mismos caminos,
veré esos mismos paisajes
que otros han seguido,
que otros han andado,
que otros han visto
antes que yo.
Colocaré mis pies
sobre esas antiguas huellas
aunque no lleguen a encajar,
a veces por mucho ...
a veces por poco ...

Con qué fuerza ...

Con qué fuerza
debo apretar el nudo.
Cómo dejar atado
aquello que no puedo abarcar.
Cómo llego
hasta tu balcón inalcanzable.

Cuál es ...

Cuál es el punto de partida
de ese sentimiento
que ya tarda en llegar.

Qué lugar le ha visto partir
con escondido propósito,
con desconocida intención.

A qué cumbres pondrá nombres,
en qué rios,
en qué mares
refrescará su viajero cansancio.

Y, cuando llegue a su destino ...

Quiero saber ...

Quiero saber,
cuando se encienden tus ojos,
qué notan los astros,
qué sienten las plantas
y las flores
ante tal resplandor,
ante tal arrebato.

Me urge saber,
cuando tus encendidos ojos
me miran,
el por qué de mi abrupto llanto,
el por qué de mi dulce y cálido sollozo.

Necesito saber
por qué he sido elegido por Fortuna
y si,
ciertamente,
realmente,
merezco tanto privilegio.