Una brisa que llega ...

Una brisa que llega
mintiendo frescor.
Quizá un arte
que es más fraude
que oficio.
La puerta de aquel corral
siempre abierta.

En qué cuello ...

En qué cuello
mi beso
más que beso
fue promesa.

Cuántas voces ...

Cuántas voces
que no son yo
me hablan de mí,
y en la escucha,
siempre voluntaria
de esas voces,
aparecen estos versos
siempre repetidos,
como un eco
que en páramo estéril
fuera posible.

De qué manera ...

De qué manera,
ante tus ojos,
podré aparecer limpio,
sin mácula,
sin aborrecible pecado.
Con qué tristeza
me presento ante ti
y que excusa,
que no sea inservible,
me podrá servir.

A qué pertenece ...

A qué pertenece
el olvido:
al tiempo
o a la memoria.

El verso ...

El verso,
un atisbo de la memoria
o, quizá,
tan sólo un destello
tan breve como vano.

Hay besos ...

Hay besos
que no lo son.

Es en esta cadencia ...

Es en esta cadencia
del callar
y del guardar silencio
donde acaba la ansiedad
del qué decir.

No tengo más ...

No tengo más

que estos versos

que, sin pensar,

cuelgo aquí 

para ti.

Cuánta nobleza ...

Cuánta nobleza

en tu lento caer,

en tu delicado doblar

cuando todo gesto es dolor;

ahí, junto a un río,

que, quizá, parecía premio

y fue pared de matadero.

Valgan como lágrimas

estos versos que no nos salvan.

Ya miente el alba ...

Ya miente el alba
con su engaño
de nuevo día.

Atónito ...

Atónito
ante todo.
Siempre.

Me visitan ...

Me visitan
James y su hijo, Ulises.
No sé
qué será de mí.

Todo aquello que me alcanza ...

Todo aquello que me alcanza,
me alcanza de lleno.
Como un incauto expuesto,
sin posible retorno,
cubro mi cara
y mi cara son dos manos
que nada piden
y nada dan.

Cede el pensamiento ...

Cede el pensamiento
a la urgencia del vuelo,
al ascenso confiado,
al rasante mudo.
Los ojos muy abiertos
al subir para, al bajar,
cerrarlos.

Es a este caos ...

Es a este caos
indefinido y amorfo
al que yo,
deliberadamente,
me entrego.

Pensar en ello ...

Pensar en ello
es no pensar, ya,
en otra cosa.
Y en ese no pensar
está, sin duda,
el deseo cumplido.

Es, sólo ...

Es, sólo,
un intervalo
entre dos
tremendas nadas.

Qué te dice ...

Qué te dice,
silencio,
el grito.

Te escondes ...

Te escondes.
Y sabe más de ti
tu escondite
que tú mismo.

Es este vino ...

Es este vino

oscuro y denso,
pegajoso;
y es tu palabra,
maestro,
lo que me empuja
a atrapar ese olor que,
en mi sinrazón,
ya huye.

Más que un andar ...

Más que un andar
parece un tropezar
sin caída.